Falsos mitos sobre los fondos de inversión

El fondo de inversión sigue siendo un gran desconocido para la mayor parte de los ahorradores. Aunque este tipo de vehículos acumula un patrimonio por encima de los 200.000 millones de euros, los particulares siguen prefiriendo dejar su dinero en depósitos y cuentas corrientes (un tipo de producto que suma más de 400.000 millones de euros). De hecho, España es uno de los países de la Unión Europea donde hay mayor preferencia por este tipo de productos de ahorro conservador.

Durante años, los depósitos bancarios han ofrecido rendimientos muy jugosos para los particulares pero, con los tipos cero, la rentabilidad que tienen es prácticamente nula. En los tres últimos ejercicios, y acompañados por el buen momento de los mercados financieros, el dinero ha ido volviendo a los fondos de inversión, de donde huyó en masa en los albores de la crisis.

Estas son algunas de las falsas creencias que hay sobre estas instituciones de inversión colectiva:

1. Es un producto para ricos

No hace falta tener mucho dinero para destinar parte de nuestros ahorros a un fondo de inversión. La mayor parte de estos productos no tiene ningún importe mínimo de contratación. De acuerdo con los datos del Observatorio Inverco, el 36% de las personas que tienen un fondo acumula en este vehículo menos de 20.000 euros.
Una práctica que sí que es frecuente es que la gestora del fondo cobre diferentes comisiones en función de la cantidad aportada: a mayor inversión, menores comisiones.

2. Es un producto con mucho riesgo

Los fondos de inversión son un instrumento de ahorro, basado en agrupar las aportaciones de muchas personas para comprar un determinado activo. Aunque suelen tener más prensa los productos que invierten en Bolsa y obtienen jugosas rentabilidades (o sonoros batacazos), lo cierto es que estos vehículos también compran activos con menores volatilidades, como los bonos emitidos por los Gobiernos, o incluso depósitos comercializados por bancos. Hay más de 20.000 fondos de inversión al alcance del pequeño inversor, que puede escoger el producto que más se ajuste a su perfil de riesgo.

3. No tienen ningún tipo de garantía

Casi todos los ahorradores saben que los depósitos bancarios tienen el aval del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), hasta un importe de 100.000 euros. Pero pocos saben que los fondos de inversión también cuentan con un vehículo equivalente: el Fondo General de Garantía de Inversiones (Fogain). Este instrumento se creó para indemnizar a los inversores en caso de que quiebre una gestora o una agencia de valores. Su cobertura es también de hasta 100.000 euros. Eso sí, el inversor debe tener claro que el Fogain le cubre ante una posible quiebra de su gestora, pero no sobre la evolución que tenga el producto en el que invierta. Si compra un fondo de Bolsa, el producto puede tener fuertes subidas y bajadas. Para aquellos inversores más conservadores, tienen la posibilidad de contratar fondos con rentabilidad garantizada, aunque exigen permanecer en el producto durante varios años.

4. Solo me puedo fiar de los fondos de los grandes bancos

Los fondos de inversión, por ley, tienen que estar administrados por una gestora: un tipo de sociedad que está supervisada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Las firmas más importantes por el volumen del negocio gestionado están en manos de bancos españoles y de aseguradoras (CaixaBank Asset Management, Bankia Fondos, Mapfre Asset Management…). También hay gestoras internacionales que tienen fondos en España, y algunas gestoras completamente independientes, que no dependen de ningún grupo. El fondo es una institución de inversión colectiva independiente de la sociedad que lo gestiona.

5. No está claro en qué invierten

Un fondo de inversión no puede invertir en cualquier activo. Cuando una gestora comercializa un nuevo producto debe informar a la CNMV y a los potenciales inversores de cuál es su vocación inversora. Así, los fondos monetarios solo pueden invertir en bonos sencillos de corta duración; los fondos de renta fija no pueden tener ninguna exposición a Bolsa; los fondos de gestión pasiva deben basar su estrategia en replicar fielmente la evolución de un índice bursátil… El equipo de gestores no puede salirse del guión que tiene marcado. También se suelen incluir una limitación en cuanto al lugar donde invierten. Así, un fondo de variable mixta europea, tendrá que destinar entre el 30% y el 75% de su cartera a comprar compañías que cotizan en Bolsas europeas, y el resto a emisiones de deuda de Gobiernos y empresas del Viejo Continente. Además, el fondo debe proporcionar al inversor un documento con los datos fundamentales del fondo, donde se explica detalladamente la política de inversión, y debe remitir trimestralmente un informe en el que explique en qué ha estado invirtiendo.

6. Es un dinero que no puedo tocar

A diferencia de los planes de pensiones, los fondos de inversión tienen plena liquidez. Es decir, que su propietario puede convertir en efectivo la participación que tiene en el fondo, en cualquier momento. Para que un fondo pueda ser comercializado entre particulares, la sociedad gestora debe ofrecer diariamente una valoración de los activos en cartera. Una vez que el partícipe solicita vender su participación en el fondo, la gestora no suele tardar más de dos días en ingresar el dinero en una cuenta.

7. Tras las preferentes, no me fío

Las entidades financieras españolas (especialmente las cajas de ahorros) comercializaron de forma masiva participaciones preferentes y deuda subordinada entre sus clientes. Según un informe de la CNMV, entre 2008 y 2012 captaron más de 40.000 millones de euros con este tipo de productos. Con los años, se ha probado que se trató en la mayoría de los casos de una mala comercialización. Hacían creer al ahorrador que se trataba de productos seguros, como los depósitos, pero realmente eran productos híbridos, cuya valoración se desplomó cuando la banca española entró en crisis. Los fondos de inversión no tienen nada que ver con estos casos (salvo que también se suelen vender en sucursales bancarias). Por definición, el fondo invierte en una cartera diversificada de productos (no puede comprar solo acciones de 10 empresas), debe invertir en mercados líquidos (no puede comprar un solar, o una compañía que no cotice en una Bolsa), y el fondo tiene un equipo gestor que revisa periódicamente las inversiones.

8. Escoger mal es peligroso

Una de las principales ventajas de los fondos de inversión respecto a otros productos financieros, como los depósitos, es que los traspasos no tienen peaje fiscal. Es decir, que el inversor puede decidir en cualquier momento que el producto que ha contratado no le convence y que quiere contratar otro. Las plusvalías que pudiera haber generado su inversión no computarán en su Impuesto de la Renta. Tan solo cuando decida convertir sus participaciones en efectivo deberá ajustar cuentas con Hacienda. Gracias a esta ventaja, una persona puede pasar en un clic de tener todo su dinero en un fondo de Bolsa china, a tenerlo en un fondo ultraseguro.

9. Solo se puede contratar en la oficina del banco

El 71% de los fondos de inversión se sigue contratando por medio del gestor del banco, de acuerdo con los datos del Observatorio Inverco. Sin embargo, esta tendencia está cambiando a toda velocidad. Y hay 25% de usuarios que lo hace a través de la web o mediante plataformas que permiten contratar fondos de muchas gestoras, como Tressis, Inversis o Allfunds. En los próximos meses se espera el lanzamiento de supermercado de fondos por parte de Bolsas y Mercados Españoles (BME), lo que hará aún más accesible estos productos. Con la generalización de internet y de los teléfonos inteligentes, cada vez son más los partícipes que consultan la evolución de sus inversiones a través de la web de su gestora.

10. Es un producto que conlleva muchos gastos

Todos los fondos de inversión llevan asociadas comisiones de varios tipos. Algunas son explícitas, como la comisión por reembolso, y otras son implícitas: se trata de gastos de gestión que se van descontando diariamente del valor liquidativo del fondo. Es cierto que los fondos de inversión españoles presentan un nivel de gastos demasiado alto, cuando se compara con otros países de nuestro entorno. Sin embargo, en los últimos años están apareciendo algunos competidores que van a meter mucha presión sobre el nivel de comisiones. Es el caso de los fondos indexados, como los que comercializa la gestora Vanguard, que tan solo cobran un 0,2% de comisiones.

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